lunes, 23 de febrero de 2015

Las tentaciones de Francisco (1)

El Papa Francisco, en el tradicional saludo navideño a los miembros de la Curia Romana del 2014, aprovechó y desgranó las 15 tentaciones o enfermedades espirituales que pueden aquejar a sus curiales.
Hace un  tiempo leí que, según las características de cada sucesor de Pedro y teniendo en cuenta la profesión de fe que el Apóstol expresó, a veces pesa más la personalidad del sucesor de Pedro (su temperamento, carácter, fidelidad, confianza) o su profesión de fe (el convencimiento en su fe de reconocer a Cristo, al Mesías, al Hijo de Dios Vivo). Así, Juan Pablo II fue semejante a Pedro en su personalidad, y Benedicto XVI lo fue en el valor y en la profundidad de su profesión de fe en Cristo.
El Papa Francisco, según algunos, viene a revolucionar la Iglesia. Soplan aires de primavera, luego de los inviernos de otros Papas.
Desde hace dos años, un conjunto de voces heterodoxas con la enseñanza de la Iglesia, que han criticado e insultado a los papados anteriores, ahora se muestran triunfantes. Teólogos de poca monta pero mucha difusión, conferencias episcopales, universidades que antes fueron católicas, encuentran en el Papa la voz que necesitaban para reflotar. Si en su momento el Cardenal Martini fue el adalid de los progresistas, esto es, de los que consideran que la Iglesia, en especial la jerarquía, es una organización vetusta y dictatorial, ahora con Francisco encuentran la respuesta a sus plegarias. Pero habría que ver qué tipo de respuesta es la que los sostiene hoy.
Desde aquel inicial "Buona Sera" y "recen por mi" (irremediablemente repetido, nadie sabe con qué resultado tantos rezos), al primer "cara de pepinillos en vinagre", a su llamada al kiosquero en Buenos Aires, a vivir "frugalmente" en Santa Marta, al primer faltazo al concierto en su honor que le habían armado "la corte papal" en retirada, pasó mucho tiempo. Y esos primeros indicios de sorpresa o inquietud se fueron intensificando cada vez más.
Y empezaron a salir antiguas profecías de San Malaquías, Fátima, que hablaban del Papa Negro, de tiempos de tribulación, del Papa verdadero y el Obispo de Roma como distintos. Y anécdotas de Buenos Aires, como la dificultad del entonces cardenal para mostrarse simpático o besando bebés. Y sus extrañas aproximaciones a líderes religiosos varios de distintas especies. Y si había terminado o no su doctorado en Alemania. Y su martirizante exilio en Córdoba por parte de sus superiores. Y sus apoyos o silencios a obispos infieles a su castidad. Pero así es Francisco.
Cuando pasaron los primeros meses de papado, luego de la sorprendente y dolida renuncia de Benedicto, algunos empezamos a sentirnos a la deriva. Sin dudar de nuestra fe, pero desorientados en los anuncios, palabras, homilías, gestos que veíamos y escuchábamos. Como si la Iglesia hubiese comenzado el día de la elección de Francisco. Tan cercano. Tan humilde. Tan profundo. Como si los Papas anteriores fueran encarnaciones de Alejandro Borgia.
Entre paréntesis, apareció el libro de Antonio Socci. Con dos conclusiones: de alguna manera, Benedicto sigue siendo Papa; de alguna manera, si el Cónclave no fue todo lo canónico que debió ser, a Francisco le falta la asistencia del Espíritu Santo en sus palabras y actos. Sorprendente. Realmente sorprendente.
La lista con las 15 tentaciones del Papa, próximamente. Gracias.

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