martes, 24 de febrero de 2015

Las (primeras) 5 tentaciones de Francisco

Empiezo a enumerar la lista de tentaciones que en estos dos primeros años de Pontificado el Papa Francisco nos ha demostrado cabalmente. Tentaciones en las que frecuentemente cae, a la vista de todos, y que repercuten en la fe, para escándalo de muchos católicos.

1- El fomento de la papolatria, con su permanente autorreferencialidad, pero tan criticada según Francisco, cuando se refiere a la Iglesia: Desde su elección en 2013, ha sido permanente el cliché "este Papa es el primero que...", o "Nunca antes un Papa...", haciendo referencia a su pobreza, su humildad, su cercanía con las personas, su empatía y emoción a flor de piel con los que sufren. ¿Francisco ha fomentado para si mismo estas luces sobre él, poniéndose siempre en el centro de la escena? Si. No hay audiencia ni acto ni viaje en que no se preste a la foto. Los periodistas hacen su trabajo. Pero Jesús dijo "que lo que hagas con la mano izquierda no lo sepa tu mano derecha". La humildad como virtud está bien. Hacer marketing permanente de la humildad es falsa soberbia. Y Francisco pudo haber hecho un sinnúmero de gestos sin publicidad. Pero no lo hizo, porque manejarse como el CEO cool e innovador de una institución arcaica le trajo réditos.
2- El personalismo: Francisco ha realizado muchos gestos, todos ellos, queriendo a no, para diferenciarse de sus antecesores. Si se quería quedar en Santa Marta (un edificio nuevo, cómodo) y no en el Palacio Apostólico, no tenía porqué trascender que "habia espacio de sobra". Nadie les pregunto a Benedicto o a Juan Pablo si estaban cómodos o no viviendo allí. Tampoco se fue a vivir a una villa miseria romana, o a compartir la casa con los empleados de limpieza del Vaticano. La "Iglesia pobre para los pobres" sigue estando allí. Francisco no vendió el Vaticano o sus tesoros artísticos o las posesiones de la Iglesia para darselas a los pobres. Las finanzas vaticanas se transparentaron porque no había otra opción ya desde Benedicto. Y aunque se vaya a vivir a Filipinas con cinco personas como colaboradores, no soluciona la crisis de fe de la Iglesia. Los gestos exteriores de Francisco han sido estudiados, preparados, pero huecos. No basta "hacerse" el pobre para ser pobre. Ni usando sotanas transparentes, mocasines raídos o una valijita para los viajes. Mucho asesoramiento de imagen para ningún cambio profundo.
3- Su verborragia confusa y complaciente: en sus entrevistas, tanto a la revista de los jesuitas dirigida por Spadaro o con el periodista ateo Eugenio Scalfari de "La Reppublica", a quien le permitió transcribir lo dialogado según le pareciera, no una sino en tres oportunidades, de donde salió por ejemplo que "Dios no es católico". O el tiempo en entrevistas y libros dados a Elissabetta Pique, corresponsal de "La Nación", quien es una permanente difusora de la revolución del Papa. Quedará en la historia su decálogo de la felicidad "Vivir y dejar vivir", donde no nombró en ningún momento a Dios. O bien sus campechanas entrevistas en los viajes, contestando sin cuidado alguno sus opiniones personales en temas delicados. O también las llamadas telefónicas que ponían de manifiesto un doble discurso en cuestiones morales básicas. "Cuando ustedes digan si, que sea si", nos dijo Jesús. Y la Iglesia pierde mucho cuando el Papa dice una cosa en público y otra en privado. Las explicaciones de Lombardi sobre lo que realmente quiere decir el Papa cansan. Y son poco creíbles.
4- El empeño en rebajar a la Iglesia Católica y convertirla en un grupo cristiano cualquiera: El ecumenismo de Francisco es abiertamente parcial y engañoso. Con los ortodoxos ha resentido el diálogo por su falta de tacto para los ucranianos católicos. Con las comunidades protestantes, en especial con sus preferidos pentecostales, ha situado a la fe de la Iglesia como una expresión más del cristianismo light y falso que nace de Lutero. No en vano Boff y ahora Kasper lo sitúan como su heredero. La visita a Caserta a la comunidad pentecostal, con  su posterior visita a la fuerza a los mismos católicos que pensaba ignorar, es demostrativo de dónde tiene el corazón el Papa. No es vano las sectas evangélicas siguen con su trabajo y proselitismo rabioso, el cual Francisco nos prohíbe. Un Papa que en sus palabras y gestos decreta la inutilidad de la misión, de la evangelización, tildando en cada ocasión propicia de fundamentalistas a los católicos fieles. En una Iglesia que quiere de puertas abiertas, deja encerrados, sin alimento ni remedios, a todos los católicos que no tienen empacho en reconocerse como tales. A pesar que en su Evangelii Gaudium puntualiza como primer lugar de evangelización los católicos practicantes. 
5- La necesidad de vanagloriarse para aparecer en los medios y ganarse la simpatía del mundo, de los que están en contra de Cristo: Francisco se ha especializado en guardar silencio en temas controvertidos. Como Papa, en los temas candentes de la fe y moral, se ha reconocido como "hijo de la Iglesia" pero luego actuado, con su doble discurso, su búsqueda de novedades, o sus mismos colaboradores, en dirección contraria a lo que el Magisterio de la Iglesia se ha mantenido y madurado a lo largo de su historia. En público, sus silencios ante la matanza de miles de cristianos en Medio Oriente fueron repetidos, acordados, lanzando condenas a destiempo y fuera de lugar. Pero siempre manteniendo silencio en determinados temas para complacer al mundo. Su viaje a Israel, con el abrazo a sus amigos en el Muro de los Lamentos, fue lo más parecido a un viaje de fin de curso, para sacarse el gusto de la foto, mirando a cámara emocionados. Un abrazo con quienes no reconocen a Cristo como Hijo de Dios, y han renegado y combatido de todas las formas posibles la fe católica.

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