martes, 20 de enero de 2015

El veneno del ecumenismo... y el rol de Francisco

Retomo en esta entrada las dos citas siguientes tomadas del Concilio Vaticano II:

Declaración "Dignitatis humanae", sobre la libertad religiosa
"En primer lugar, profesa el sagrado Concilio que Dios manifestó al género humano el camino por el que, sirviéndole, pueden los hombres salvarse y ser felices en Cristo. Creemos que esta única y verdadera religión subsiste en la Iglesia Católica y Apostólica, a la cual el Señor Jesús confió la misión de difundirla a todos los hombres, diciendo a los Apóstoles: "Id, pues, y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo cuanto yo os he mandado".(nro. 1)

Decreto "Ad gentes", sobre la misión de la Iglesia.
"Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado se salvará, mas el que no creyere se condenará" (Mc., 16,15-16). Por ello incumbe a la Iglesia el deber de propagar la fe y la salvación de Cristo, tanto en virtud del mandato expreso, que de los Apóstoles heredó el orden de los Obispos con la cooperación de los presbíteros, juntamente con el sucesor de Pedro, Sumo Pastor de la Iglesia, como en virtud de la vida que Cristo infundió en sus miembros "de quien todo el cuerpo, coordinado y unido por los ligamentos en virtud del apoyo, según la actividad propia de cada miembro y obra el crecimiento del cuerpo en orden a su edificación en el amor" (Ef., 4,16). La misión, pues, de la Iglesia se realiza mediante la actividad por la cual, obediente al mandato de Cristo y movida por la caridad del Espíritu Santo, se hace plena y actualmente presente a todos los hombres y pueblos para conducirlos a la fe, la libertad y a la paz de Cristo por el ejemplo de la vida y de la predicación, por los sacramentos y demás medios de la gracia, de forma que se les descubra el camino libre y seguro para la plena participación del misterio de Cristo."(nro. 5).

A pesar de todas las reducciones, olvidos, simplificaciones y demás interpretaciones que se hicieron sobre los textos del Vaticano II (y su pretendido "espíritu", tan usado para tergiversar sus escritos) al menos los Padres Conciliares algunas cosas nos legaron en claro: que la única y verdadera religión es la de la Iglesia Católica, y que ella, en sus miembros, debe en la historia proclamar y propagar la fe y la salvación que nos da Jesucristo. Así (tanto pero tan poco) de sencillo. Desde el Papa hasta el último de los laicos.

Ahora que estamos en la Semana de oración por la Unidad de los Cristianos, amerita hacer unas reflexiones (son opiniones mías) en este año que vendrá movido por el festejo protestante del aniversarios de Lutero, al que seguramente la Iglesia (en la ecuménica cabeza de algunos de sus representantes) se unirá gozosamente como invitado de piedra. Y seguramente auspiciados por el Papa que jocosamente les dijo a un grupo de luteranos que lo visitaron que habían tenido coraje de ir a Roma cuando en otros tiempos la Inquisición los mandaba a quemar vivos.

¿Tiene sentido o algún sustento decir, como lo ha hecho el Papa aquí, 25 de Enero, que "Nuestros pecados, nuestra historia, nos han dividido y por ello debemos rezar mucho para que el Espíritu Santo nos una de nuevo"
¿Quién se separó de quién? 
¿Nos puede unir de nuevo el Espíritu cuando los luteranos, pentecostales, evangélicos, adventistas se separaron ellos para nunca más volver a la verdadera Iglesia, la Católica? 
¿Por qué a los católicos se les carga la culpa de los pecados y de una historia donde pareciera que alejó a los demás? 
¿Es que este tipo de ecumenismo es más valioso que lo que dijo la misma Iglesia de sí misma en el Vaticano II? 
¿A cuánto más de nuestra identidad católica debemos renunciar si hacemos caso el Papa Francisco?
¿O seguiremos ingenuamente pensando que los protestantes quieren la unidad con la Iglesia y pertenecer a ella?

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