miércoles, 7 de enero de 2015

"Buscando a Dios con el evangelio en el bolsillo"

Luego del Ángelus de ayer en la Epifanía, el Papa Francisco invitó a "caminar buscando a Dios... con el evangelio en el bolsillo, en el bolso, para leerlo, siempre con nosotros."

Está bien. No es para desgarrarse las vestiduras. Al menos no criticó a nadie.

Pero... ¿para qué seguir buscando si Dios ya se reveló en su Hijo, y para siempre?
Alguien puede decir: pero Dios se revela en los signos de los tiempos, sigue escondido y hay que buscarlo... Pero ya en Cristo y en su Iglesia tenemos la revelación. Ya tenemos toda la Tradición y el Magisterio que nos actualiza a Dios presente hoy, al Reino presente en semilla en la Iglesia, pero presente! Y Cristo se hace presente en cada Eucaristía, y aunque con los ojos físicos no lo podamos ver directamente, ahí está presente! ¿Qué hay que seguir buscando?
Y el Evangelio en el bolsillo... ¿para que está la Tradición de la Iglesia, con sus santos, mártires, con el Magisterio y la fe de la Iglesia? Para hacernos presente a Jesús, la Palabra de Dios, presente de forma misteriosa hoy en su Cuerpo que es la Iglesia. Si yo tengo el evangelio en el bolsillo, lo leo, entiendo lo que quiero entender, y listo. Jesús no tenía una libreta de apuntes y cada vez que hablaba, lo sacaba de un bolsillo de su túnica, le pegaba un vistazo, y respondía. Jesús, así como hace 2000 años se hizo hombre y caminó entre los hombres, hoy está presente en la Iglesia, para amarnos, con sus sacramentos y su Palabra Viva, lo divino que pasa a través de lo humano.
Si es sencillo, ¿porqué lo complicamos?
No tiene sentido buscar a Dios, cuando Él ya nos ha encontrado, y está a nuestro lado. Hay que reconocerlo. Y lo reconocemos en la medida que permanecemos con Él, en su Iglesia.
Y leer el Evangelio es importante, necesario. Pero los protestantes también lo leen, y hay que ver que sacan de su lectura, muchas veces más profunda que la nuestra, pero no por eso verdadera. La lectura verdadera y la interpretación correcta de los evangelios se nos da en la Iglesia. No a nuestra conciencia individual (con todo el respeto al Cardenal Newman). Para eso también se nos dió la Iglesia, para que el criterio de verdad se nos proponga para obedecer, con obediencia de fe. Aunque algunos lo hayan olvidado.



Remito a la Revista 30 Días en su entrevista al Cardenal Bergoglio, para tener de referencia (estábamos avisados).
BERGOGLIO: Nuestras certezas pueden convertirse en un muro, en una cárcel que aprisiona al Espíritu Santo. Quien aísla su conciencia del camino del pueblo de Dios no conoce la alegría del Espíritu Santo que sostiene la esperanza. Es el riesgo que corre la conciencia aislada. De aquellos que desde el mundo cerrado de sus Tarsis se quejan de todo o, sintiendo su propia identidad amenazada, emprenden batallas para sentirse más ocupados y autorreferenciales. 
¿Qué habría que hacer? 
BERGOGLIO: Posar nuestra mirada sobre la gente: para no ver lo que queremos ver, sino aquello que es. Sin previsiones ni recetas, sino con apertura generosa. Dios habló para las heridas y la fragilidad. Permitir que el Señor hable… De un modo que no conseguimos crear interés con las palabras que nosotros decimos, solamente su presencia que nos ama y nos salva puede interesar. El fervor apostólico se renueva siendo osados testigos del amor de Aquel que nos amó primero.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario